Comúnmente se escucha que el Jesús histórico (real) es distinto del Jesús bíblico. En la Biblia, Jesús se presenta como el hijo milagroso del Dios viviente (Mateo 16:16); el camino, y la verdad, y la vida (Juan 14:6); y el único mediador entre Dios y los seres humanos (1 Timoteo 2:5). En vez de creer el testimonio de los autores bíblicos que conocieron a Jesús, se ha hecho popular decir que el Jesús bíblico es un mito. Mientras uno opina, “el hacer milagros no es posible”, otro plantea, “hay muchos caminos a Dios”.
La opinión moderna no puede determinar quién era Jesús realmente. Uno de los documentos más antiguos de la historia, El Antiguo Testamento de la Biblia (escrito entre 1445-400 a.C.), también es el más consistente y fiable. Ahí Jesús se presenta como el destruidor de Satanás, del pecado, y de la muerte (Génesis 3:15); el hombre del cielo (Daniel 7:13); un profeta que supera a Moisés (Deuteronomio 18:18); un león (rey; Génesis 49:9-10) y también un cordero (sacrificio; Isaías 53:7 ).
Los autores del Antiguo Testamento deseaban tener más detalles sobre el Cristo (1 Pedro 1:11). Les dificultaba reconciliar cómo él podría ser el rey del mundo, pero también el sacrificio por el pecado. La clave, explicó Jesús, estaba en entender sus dos venidas: “voy a preparar lugar para vosotros…vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3). Este lugar de dónde vendrá Jesús otra vez se llama el cielo, y es para los que creen en el Jesús bíblico.
Para conocer al Jesús real de la historia, es necesario conocer al de la Biblia. Jesús es “el hombre del cielo” quien murió en nuestro lugar como “el cordero de Dios”. Al resucitarse, prometió regresar para reinar en justicia como “el león de la tribu de Judá”. Mientras la historia sigue en marcha, Jesús te está buscando y quiere una relación contigo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
La Biblia da a entender que todos hemos pecado (Romanos 3:23). Declara que “la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23). Si creemos esto y pedimos que Jesús nos perdone y nos salve, Dios nos justificará por medio de fe en Jesús. “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12). ¡Te invitamos a mirar este video en YouTube!